Las sombras incandescentes del ayer



 "Mis tres hermanas, sombra y reflejo", dirigida por Marcelo Savignone, indaga las múltiples dimensiones del recuerdo anclado en los años más dolorosos y sombríos de nuestra historia.

Por María Luciana Gandolfo

Inspirada en la obra de Chejov, Las tres hermanas, la versión que crea Savignone se pregunta por los recuerdos que acosan con el paso de los años y los ecos de la madurez. Aquí las tres hermanas han crecido y revisitan sus años de juventud. La transposición proyecta la acción a nuestros días y la memoria nos conduce a la época oscura de los años 70.

Los anhelos y frustraciones, los planes desandados de mudarse a la ciudad, los imperativos sociales y fracasos amorosos son retomados en esta obra e incluso reforzados en su modo particular de ahondar en los vínculos humanos y los lazos fraternos. El ideario militar de la Rusia de fines del siglo XIX es el elemento disparador que permite situar la obra en nuestro contexto, pervertido en su significación por la connotación que lo militar tiene en nuestra historia. 

Todos los procedimientos utilizados por el director refuerzan este sentido. Seis actrices en escena interpretan a las tres hermanas, pasado y presente en sincretismo. Las tres hermanas están desdobladas por el paso del tiempo y conviven en un mismo espacio metafórico. Sombras y reflejos de sí mismas: 40 años más tarde, 40 años más jóvenes. Sombras y reflejos del pasado reciente de nuestra sociedad. El sincretismo poético del tiempo condensado, superpuesto e imbricando, es también, efectivamente, la forma que adquiere la memoria.

La memoria esquiva, la memoria como un rodeo de múltiples aristas, es resuelta espacialmente por un dispositivo escenográfico magistral. Una habitación, espacio íntimo, territorio de privacidad, se abre al vacío. La habitación está hecha de paredes y techos invisibles que se funden con el exterior. Desde esa habitación que se atraviesa, que gira, que cambia de eje y de perspectiva, es posible ver el dolor latente en cada situación. Desde adentro hacia afuera y desde afuera hacia adentro. El giro, la rotación, de la habitación o del paso de baile, es una de las formas que adquiere el recuerdo. El recuerdo también se atraviesa, también se habita. También adquiere esa dimensión reversible que vuelve indisociable en el movimiento el interior y el exterior, el pasado y el presente, lo público y lo privado, lo social y lo personal.

Los recuerdos familiares se visitan con los ojos cerrados y se actualizan en un juego de miradas entre quienes somos y quienes fuimos. Sin embargo los momentos dulces de risas y canciones se ensombrecen ante una imagen que no se puede disipar: el incendio. Es la imagen que todavía arde en la memoria. Esa realidad cuyas llamas incandescentes llegan a quemar incluso a quienes no quisieron ver lo que estaba sucediendo.

Mis tres hermanas presenta ese territorio complejo y danzante. En constante movimiento entramos y salimos del universo familiar completamente imbricados en la trama social. Disociaciones y recurrencias pueblan la escena. Los recuerdos de aquellos años devuelven de reflejo una sombra incandescente.

Ficha artístico-técnica:

Dirección: Marcelo Savignone
Intérpretes: Mercedes Carbonella, Merceditas Elordi, Sofía González Gil, Andrea Guerrieri, Marta Rial, Belén Santos, Marcelo Savignone
Vestuario: Mercedes Colombo
Escenografía: Gonzalo Córdoba Estévez
Iluminación: Nacho Riveros
Asistencia general: Sergio Beron, Chusa Blázquez
Prensa: Marisol Cambre
Producción ejecutiva: Sebastián Romero
Producción general: Producciones Belisarias
Realización: Los Escudero

 

LA CARPINTERÍA

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La desobediencia de Marte, de Juan Villoro, dirigida por Marcelo Lombardero, por Teresa Gatto