El fruto más amargo



La obra escrita y dirigida por Héctor Levy-Daniel, es un compendio de cómo hacer un teatro nuevo, no novedoso, en que Texto, Actuaciones, Dirección interpelan desde muchos lugares, lo que somos. Los sábados en el Extranjero.

Por Teresa Gatto

 

En memoria de María Isabel Chorobik de Mariani,

 “Chicha Mariani”

“A veces la voz de la sangre está muda.

O canta para otro lado”

 Griselda Gámbaro –De profesión maternal.

 

 

 

Las textos de Héctor Levy Daniel poseen la particularidad de eludir cualquier sustancia realista,y, manejan lo elidido, lo no dicho, en una trama que construye cadenas semánticas en las que determinadas palabras, suenan, resuenan y componen un sentido que expulsa hacia el receptor aquello que puede reponer lo que su horizonte de expectativas le permita.

El fruto más amargo, no escapa a esta poética y sin trabajar sobre el fantástico, ni merodear el post realismo, conforma nodos narrativos que llegado el momento de convertirse en texto espectacular, hacen resurgir por obra de su propia dirección, sistemas y subsistemas, núcleos apretados que el espectador debe desandar, no sin antes apelar a su propia transversalidad de reflexión. Si se pudiera decir que son textos transversales a la Historia, estaríamos frente a un autor que se las compone para hacerse cargo de la misma de un modo singular.

Textos muy trabajados en los que los pronombres, las frases breves y la interrogación permiten que los actores desentrañen la acción y la ofrezcan como una bocanada de aire puro.

La puesta de Levy-Daniel tiene el mérito de un equipo extraordinario. Las tres mujeres pilares de la re-presentación son tres fieras. Cada una a su modo y no en sentido literal. Refiero a esa manera que ellas tienen de desarrollar el ser de sus personajes sea débil, déspota o doliente.

Así los trabajos de Iride MockertDana Basso y Roxana Randón son tres constelaciones de subjetividades ancladas en la no posibilidad de migrar, de volverse nómades.

Hablamos de un pueblo, de una familia rica cuya hija María (I. Mockert) está a cargo de la empresa familiar que tira de la cuerda de sus operarios hasta asfixiarlos, cruel, despótica y envalentonada, nada la detiene. De una madre Teresa (D. Basso) cuya debilidad emocional se explota de un modo brillante por eso,  al llegar Luisa (Roxana Randón) la toma como cocinera. La Luisa de Randón, recuerda mucho el tesón y la perseverancia de las “locas de la plaza”. 30 años buscando a su hija desaparecida luego del incendio de su casa y la certeza de que María es su Lena, su niña.

Gustavo Pardi como Pedro, explota su masculinidad en medio del trío de mujeres con apariciones contundentes que se refuerzan no sólo en el vínculo clandestino que tiene con María sino que además da el respiro necesario cuando se planta en su mundo sin dudas ya que conoce la calaña no sólo de convertirse en un desclasado, sino además de ser un traidor de clase.

La escenografía minimalista y adecuada de Magda Banach permite que el texto y sus voces sean, sin distracciones, los verdaderos protagonistas. Sin enfermedades de vestuario y con una iluminación perfecta de Ricardo Sica que se alterna casi en una puesta en abismo con los claroscuros del acontecer escénico la obra permite no sólo disfrutar ampliamente de los trabajos actorales sino además hacer significar sin apagones remanidos, los cambio de escena, en los que quienes deben protagonizar, miran a un punto lejano en el centro del escenario y con eso basta. Tarea de dirección excelente de quién sabe qué está contando y cómo lo quiere contar. La música de Federico Marrale susurra sin manipular al espectador ni a la escena.

Las huelgas, la sangre de los pobres, un pantano que es casi como un periódico que se traga la verdad, la necesidad no cubierta, la imperiosa inminencia de revelar una identidad, la desaparición no nombrada pero evidente no son ajenos a estos lares en los que el tiempo parece transcurrir en forma circular. Héctor Levy-Daniel lo logra de nuevo.

Un texto impresionante, actuaciones que llevan a lo máximo (hasta hoy) a sus protagonistas y una ficción que se parece tanto pero tanto a nuestro cotidiano en cada uno de núcleos pero que a  través del extrañamiento, deja al espectador sumido en reflexiones imperiosas cuando hay conciencia.

 



 

 

Ficha Artístico/Técnica

Autor: Héctor Levy-Daniel

Intérpretes: Dana Basso, Iride Mockert, Gustavo Pardo, Roxana Randón

Escenografía: Pablo Pérez Galbraith

Diseño de arte: Magdalena Banach

Diseño de luces: Ricardo Sica

Música original: Federico Marrale

Fotografía: Camila Levy-Daniel

Diseño gráfico: Camila Levy-Daniel

Asistencia de dirección: Stefanía Franco Turyk

Prensa: Silvina Pizarro

Dirección: Héctor Levy-Daniel

EL EXTRANJERO

Valentín Gómez 3378

Capital Federal - Buenos Aires - Argentina

Teléfonos: 4862-7400

Web: http://www.elextranjeroteatro.com

Entrada: $ 300,00 / $ 250,00 - Sábado - 17:00 hs - Hasta el 27/10/2018

Entrevista a Héctor Levy-Daniel, Dramaturgo, Director, Ensayista, Maestro de Dramaturgia.  Cierre de un Ciclo que así, se vuelve virtuoso.