Aurora Trabaja, de Mariana de la Mata, dirigida por Leonor Manso - Por Ana Abregú



Espectáculo comisionado por Gladis Contreras y Jorge Dubatti, resultado de la Convocatoria de Proyectos Escénicos del TNC para CABA y Gran Buenos Aires Temporada 2023-2024, con la participación en la curaduría de Alejandra Darín, Alfredo Badalamenti, Beatriz Lábatte y Agustín Serruya.

 

Por Ana Abregú.

Todos los objetos de la razón

e investigación humana pueden,

naturalmente,

dividirse en dos grupos,

a saber: relaciones de ideas y cuestiones de hecho.

David Hume


Atmósfera setentera, la escenografía abigarrada, apretada; orden y desorden, profusión de objetos que establecen la época y el anarquismo de las cosas que se acumulan cuando se vive demasiado tiempo en un mismo lugar y lo estatizan en el tiempo. Espacio de confrontación con el agobio de la estrechez, sofocación en sentido figurado y real, como si se quisiera llenar con objetos la vida. Por momentos refugio para almas desvalidas que han confluido; Aurora (Paloma Contreras), dos niños con capacidades diferentes (Juan Garzón, Mariano Garzón) de los que cuida –sin que se sepa cómo llegaron a la casa.

La escenografía me remitió a la puesta en escena de Ana Frank, The Diary of Anne Frank, Thesis Project, Mason Gross School of the Arts, dirigida por Amy Saltz; que no es difícil asociar al ambiente de esta puesta. Hay bruma espesa –como el humo de los incendios nazis que invadían la buhardilla de Ana.

La anciana (Ingrid Pelicori) está en papel, mientras el público ingresa a la sala, así como los niños, que están con una TV a tubo, con videojuegos del tipo ASCII; el sonido de los juegos se mezcla con el sonido ambiental, rodeados de naturaleza que acentúa la sensación de aislamiento a pesar de la impresión del consumismo, e incorpora un dispositivo que sembrará un extrañamiento: el sonido remite al imaginario de naves espaciales, así como los sonidos repetitivos –sonsonete de fondo–. El Loro (Gabo Correa) –el jefe de Aurora– merodeado entre los árboles.

La anciana teje, mientras tararea, mueve la boca, canción con cadencia que asimila la cuenta de los puntos; teje como Penélope, como en espera, tejido interminable; tan extenso que puede salir al exterior y un extremo quedar dentro de la casa como un cordón umbilical que se desenrolla y la mantiene unida a la casa. Relata sus sueños –pesadillas– que incorpora el fuego en la descripción y hará referencia a que "algo", imprime en el pasto un sello, marcas, y la casa incendiada  –descripciones de la época, en auge con las apariciones de OVNIs.

Aurora trabaja en una gasolinera a la orilla de una carretera; desde la terraza de la casa puede ver la carretera y el bosque, su atención vuela hacia los ciervos, carne de cacería para turistas; cazados, lastimados, abusados, usados para la foto; un paralelo con el despotismo que Aurora sufre, por parte de su jefe y de los turistas. Los diálogos entre Aurora y el jefe, El Loro (Gabo Correa), sugieren "visitantes", en un doble sentido, que podrían "quedarse"; homología inquietante entre visitantes extraterrestres que vienen a invadir, o turistas a cazar.

Aurora presencia una escena que bien podría ser tanto una nave llevándose ciervos, los ve flotar hacia un luz lila, como podría estar describiendo a turistas cazándolos e introduciéndolos en un camión de congelamiento –luz fría o azulada–, lo que sugiere, también, actividad ilegal de caza de carne de ciervo; la ambigüedad permite reflexionar sobre los deseos de Aurora, sin explicitar que necesita ser defendida de su presente de abusos: o abducida o muerta; recortada contra el cielo azul, mirando hacia un horizonte limitado –analogía de los ciervos cooptados por la luz azul–; desde allí "escribe" su diario, nos cuenta su circunstancia. Las características simbólicas del ciervo, de regeneración, piedad y longevidad,  relacionado con la independencia, la purificación y la espiritualidad parecen ser cualidades que Aurora expresa; animal  protector, mancillado por la crueldad del jefe de Aurora y los "turistas".

Formas polémicas en el sentido de cuidados y responsabilidad, Aurora tiene un arma con la que fantasea matar a sus perseguidores, a la vez, el relato de los deseos se imbrican con la vida de venados, que nunca refieren a la libertad, pero la metaforiza sin nombrar; las palabras que faltan: libertad, extraterrestres, secuestros, violación, se diseminan en el espectador; aislada, cuidando sin ser cuidada –la anciana la impulsa a "trabajar" y no desobedecer al jefe o resistir–, su mundo de deseos se ve restringido a lo que ve: el horizonte de árboles, la carretera, los vehículos que transitan, los ciervos.

Mientras Aurora esgrime la necesidad de usar un arma real, la anciana maneja el arma de las palabras: la queja, la forma a la que se refiere a los niños; se excusa en la necesidad de la supervivencia inestable, los años, la debilidad; la parestesia, la sensación de hormigueo –también síntoma de abducidos, como las pesadillas reiterativas–; teje y vende el producto que en contraste con el ambiente sofocante, la extensa bufanda, y pullover ya realizado de diversos colores. Los colores, como de rejunte de ovillos, a rayas; o intento de introducir el arcoíris dentro de la casa; y a la vez, el vínculo con la casa –como cuando el astronauta de mueve al exterior y se mantiene unido a la nave por un cable.

"Los objetos son la voluntad en cuanto se ha hecho representación y el sujeto es el correlato necesario de todo objeto", dijo  Arthur Schopenhauer en El mundo como voluntad y representación.

Aurora y familia, como los objetos, en el mismo lugar, ideas y hechos inamovibles; como si no se pudiera salir de algunos términos, vocablos, relato, "elección originaria del ser", diría Sartre.

"La única verdad relevante sobre la creencia es que no podemos salir de ella", Michael y Knapp; refiere a mi interpretación de esta puesta en que la intervención de luces, sonidos y relatos me condujo por  diacrónicos sistemas de significantes.

 

 

Escenario de The Diary of Anne Frank, Thesis Project, Mason Gross School of the Arts.



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FICHA TÉCNICO ARTÍSTICA

 

Autoría: Mariana De La Mata

Actúan: Paloma Contreras, Gabo Correa, Juan Garzón, Mariano Garzón, Ingrid Pelicori

Músicos: Pablo Jivotovschii, Ariel Polenta

Diseño de vestuario: Mariana Seropian

Diseño de escenografía: Laura Copertino

Diseño sonoro: Pablo Jivotovschii

Música: Pablo Jivotovschii

Voz: Nadia Larcher

Diseño De Iluminación: Verónica Alcoba

Entrenamiento actoral: Jimena Garcia Bal

Mastering De Audio: Martín Chebli Murad

Asesoramiento artístico: Mónica Paixao

Asistencia de escenografía: Juan Cruz Santangelo

Asistencia de dirección: Esteban de Sandi Sansiviero

Producción: Nadia Crosa

Dirección De Video: Mariela Bond

Dirección: Leonor Manso


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