MUSEO BERESFORD, escrita y dirigida por Martín Ortíz,

Hay clases sociales que se cristalizaron en el Siglo XIX en la Argentina, algunas familias tienen integrantes que cambian, no pueden ocultarlo. Pero esa misma cristalización es la que llevada al hiperrealismo es de un humor fantástico en la que el espectador no puede dejar de reconocer a algunos tipos que aún pululan y si no fuera por la risa que provocan, serían sólo patéticos. Enorme puesta, lograda de principio a fin.




Por Teresa Gatto



“Si no puedes desprenderte del esqueleto 

del armario familiar, más vale hazlo bailar”

George Bernard Shaw



Como marco de lo que vendrá, la puesta tiene como principio a unos españoles asomados en la Avenida de Mayo, tirando agua caliente al invasor inglés que quiere conquistar lo ya colonizado. 

Muchos años después estos serán los choznos de los protagónicos de esta puesta coral.


Clara (María Forni) y Justina (Daniela Catz) conviven allí. De un modo especial, pues Justina ha muerto pero su fantasma no se irá hasta resolver las últimas cuestiones de la sucesión y/o testamento que dejó como adorable finadita que revolotea por la casa, siendo vista sólo por Clara. Imprecable.




De este modo van arribando al departamento los deudos que no son hijos ni hermanos de Justina. Pero que en mayor o menor grado están ávidos de dinero fresco.


Desde la desfachatez xenófoba de Peteco (encarnado por el fabuloso Mario Petrosini) pasando por la inestable ideológica de Titina en un trabajo maravilloso de Luciana Dulittzky como Titina para completar con el versátil Cristian Sabaz, todo terreno, que aquí será Neneco  (ambos hacen el cuadro de arranque de los choznos hispanos). 




Las notas hilarantes están a cargo de todos, porque Clara está muy tranquila y no la ofende ni el desprecio de Peteco, ni las preguntas del resto, mientras Justina se pasea casi volando por todo el living comedor.


Lo verdaderamente nodular en esta obra es que bajo el disparador  de una herencia, Martín Ortíz logra un mosaico variopinto de arribistas, dudosos, cambiantes y subjetividades sospechables y lábiles.

Bajo un continuum de humor creciente, las personalidades van desarrollando lo peor y mejor de sí. Los viejos tópicos sobre la gente del interior, la revalidación de la Campaña del Desierto, exaltando (Peteco) la grandeza del Siglo XIX. Sus logros (?) , denostados por Neneco, una matanza con excusa emancipadora de tierras que hoy se venden al mejor postor, cuyas primeras escrituras jamás existieron porque Roca regalaba la tierra a sus cómplices.  


 



La coincidencia en que Clara, como acompañante terapeútica de la fallecida Justina no tiene espacio allí y la tranquilidad con que ella toma todos los vituperios que le propinan, siembran en el espectador alguna sospecha sobre esta morocha argentina que se develará al final.


¿Nunca cambia nuestro país? , la revolución siempre será un sueño eterno”, pertenecer al Campo Nacional y Popular sigue siendo el pecado más original y desgarrador que el de Adán. La horda de “cabecitas negras”, el aluvión zoológico y todos los dichos cristalizados desde mediados del Siglo XX hasta hoy, siguen cristalizados. Y si bien tanto Titina  (aunque trate) no puede disimular sus cambios y Neneco tenga cosas que decir que ya no puede callar, ninguno de ellos puede ni soñar el desenlace.


El diseño de vestuario y escenografía de Jorgelina Herrero Pons, acompañado por la idea de iluminación de Eduardo Safigueroa, contribuyen a crear el clímax sumamente efectivo que la puesta requiere.

Es de resaltar cómo está aceptado el mecanismo de las acciones que acompañan a los parlamentos en los que no existe una sola meseta en la que la obra decaiga. No existe momento en que no se promueva la hilaridad y la sorpresa que siempre está acompañada por el vuelo rasante de Catz, los rictus de Forni, la exaltación de clase de Peteco, la ambigüedad de Neneco y los fallidos de Titina. 

Todos a la altura de una obra que recibió los premios y nominaciones variadas y está en su segunda temporada sin contar la realizada en Mar del Plata en el verano.



Ficha técnico artística

Autor: Martin Ortiz

Actúan: Daniela Catz, Luciana Dulitzky, María Forni, Mario Petrosini, Cristian Sabaz

Maquillaje: Ana Belén Faginas, Silvia Zavaglia

Diseño de vestuario: Jorgelina Herrero Pons Adea

Diseño de escenografía: Jorgelina Herrero Pons Adea

Realización de vestuario: Soledad Saez, Titi Suárez

Diseño De Iluminación: Eduardo Safigueroa Adea

Fotografía: Nacho Lunadei

Fx: Federico Ransenberg

Diseño gráfico; María Forni

Asistencia de dirección: Keila Reynoso

Prensa: Paula Simkin

Producción artística:Alejandra Garcia

Producción ejecutiva:Alejandra Garcia

Dirección: Martin Ortiz

Duración: 70 minutos

Clasificaciones: Comedia, Presencial, Adultos, Teatro, Artes Escénicas


CENTRO CULTURAL DE LA COOPERACIÓN

Corrientes 1543 (mapa)

CENTRO CULTURAL DE LA COOPERACIÓN 

Teléfonos: 6091-7000 int. 8313

Web: http://www.centrocultural.coop

Entrada: $ 15.000,00 - Sábado - 22:30 hs - Hasta el 28/06/2025





ENCUENTROS EN CONSTITUCIÓN, de Guillaume Vincent, dirigida por Mateo Chiarino.